top of page
Buscar

Parar y pensar: el superpoder olvidado que transforma decisiones y aprendizajes

  • titavergarad
  • 25 jun
  • 5 Min. de lectura
ree

¿Te ha pasado que a veces dices algo sin pensar y luego te arrepientes? ¿O que un estudiante responde rápido una pregunta y al segundo se da cuenta de que sabía la respuesta correcta, pero simplemente no se detuvo a pensar? En la casa o en la sala de clases, estas escenas son cotidianas. Lo que muchos no saben es que, detrás de estos impulsos, hay una función ejecutiva clave en desarrollo: el control inhibitorio.


El control inhibitorio es la capacidad que tiene nuestro cerebro para detener una respuesta automática, habitual o emocional y reemplazarla por una más adecuada. Es la habilidad de poner pausa, pensar, y actuar con intención. Y como toda función ejecutiva, se puede educar.


¿Qué ocurre en el cerebro cuando inhibimos?


El control inhibitorio es una función ejecutiva regulada principalmente por la corteza prefrontal, en particular las regiones dorsolateral y ventromedial. Esta zona del cerebro madura lentamente y continúa su desarrollo hasta los 25 años aproximadamente. Su rol es coordinar otras funciones ejecutivas, evaluar contextos, anticipar consecuencias y suprimir respuestas impulsivas. Gracias a la corteza prefrontal, podemos detenernos antes de actuar, analizar distintas opciones y elegir la más adecuada. Esta inhibición no es solo una pausa, es un acto activo y sofisticado de regulación cognitiva y emocional.


Aprender también es inhibir. Inhibimos cuando dejamos de lado ideas intuitivas para comprender conceptos complejos. Por ejemplo: la Tierra parece plana, pero no lo es. Un objeto pesado no cae más rápido que uno liviano. Estos son ejemplos de respuestas contraintuitivas, donde nuestro conocimiento previo o nuestras percepciones nos juegan una mala pasada. Estudios recientes en neurociencias educativas (Thomas, Ansari y Knowland, 2024) muestran que, para aprender ciencias y matemáticas, los niños deben primero inhibir sus respuestas más automáticas. Y que esto se puede entrenar.


La investigación ha demostrado que niños de 7 a 8 años pueden mejorar notablemente su razonamiento en ciencias si se les entrena para "detenerse y pensar" antes de responder. Este entrenamiento no mejora solamente sus respuestas en pruebas, sino también su capacidad de tomar decisiones más reflexivas en distintos contextos.

Pero este superpoder no es solo para aprender ciencias. Es esencial para la vida. Un niño que logra detener su impulso de empujar, gritar o mentir, está practicando el mismo control inhibitorio que luego usará para resolver un problema matemático complejo o tomar una decisión ética.


Marian Rojas Estapé ha explicado que el cerebro que aprende es aquel que se entrena desde lo cotidiano: en el juego, en los límites claros, en las conversaciones con adultos que modelan la pausa y la reflexión. No se trata de controlar a los niños, sino de enseñarles a autocontrolarse.


José Antonio Marina y Carmen Pellicer, en su libro La inteligencia que aprende, destacan que las funciones ejecutivas deben abordarse desde la educación de la atención voluntaria, la gestión emocional y la creación de entornos que favorezcan la metacognición. Según los autores, el control inhibitorio se entrena cuando enseñamos a los alumnos a detenerse antes de actuar, reflexionar sobre sus emociones y evaluar alternativas antes de responder.


Entonces, ¿cómo podemos desarrollar este superpoder?


Algunas ideas prácticas:

ree

  1. Técnicas de demora intencional: juegos o actividades en que los niños deben esperar turnos o demorar respuestas de forma voluntaria para obtener mejores resultados. Por ejemplo: actuar cuando sale tu nombre, semáforo (hablar o hacer algo libremente cuando está en verde, esperar cuando está en rojo y seguir acuerdos en amarillo).



  1. Tiempo para pensar (wait time): Tras una pregunta, esperar 3–6 segundos antes de pedir respuestas. Esto aumenta la cantidad y calidad de las respuestas, otorgando espacio para pensamiento más profundo, y reduciendo respuestas impulsivas.



  1. Pienso y escribo (Think–Write–Share): Luego de plantear una pregunta, todos escriben una respuesta breve (30 s–1 min) y luego comparten. Esto facilita pensar antes de hablar, favoreciendo la inhibición de respuestas automáticas y mejorando la claridad.


  2. Think–Pair–Share: Secuencia: pensar individualmente → compartir con un compañero → exponer en grupo. Refuerza el control inhibitorio al obligar a considerar ideas antes de expresarlas y potencia el desarrollo de pensamiento metacognitivo y argumentativo.


  3. Discusión de dilemas éticos en grupo: permite ejercitar la inhibición de juicios rápidos y explorar perspectivas alternativas.


  4. Rutinas de pensamiento como "Antes pensaba... ahora pienso..." o "Veo - Pienso - Me pregunto", ayudan a ralentizar la respuesta y generar metacognición.


  5. Preguntas de freno: antes de responder, los estudiantes deben preguntarse "¿Estoy seguro? ¿Hay otra forma de verlo?"


  6. Errores reflexivos: mostrar respuestas erróneas comunes y pedir a los estudiantes que expliquen por qué alguien podría pensarlas y cómo superarlas.


  7. Diarios de reflexión breve al final del día o de una clase, con preguntas como "¿Qué me costó hoy y por qué? ¿Qué hice para no reaccionar mal?"


  8. Contratos personales con metas como: "Esta semana me propongo escuchar sin interrumpir".


  9. Narrar el pensamiento: modelar frases como "Estaba a punto de decir algo, pero preferí esperar porque estaba enojado".


  10. Celebrar la pausa: no solo lo correcto, sino cuando el niño o la niña se detuvo a pensar.


  11. Juegos de mesa con turnos y reglas claras ayudan a ejercitar este control de forma natural.


Educar el control inhibitorio es enseñar a detenerse un segundo para pensar mejor. Y ese segundo puede marcar la diferencia entre una decisión impulsiva y una sabia, entre repetir un error o aprender algo nuevo. En el aula y en la vida.


¡Pongamos en valor el poder de parar y pensar!


¿Quieres implementar estas estrategias en tu colegio o comunidad educativa?


En MielinaED somos expertos en neuroeducación, funciones ejecutivas y estrategias prácticas para transformar el aprendizaje desde la ciencia. Ofrecemos asesorías y formaciones diseñadas a medida para desarrollar el control inhibitorio y otras habilidades esenciales en el aula y en la vida.

Contáctanos si deseas capacitar a tus docentes, crear ambientes de aprendizaje más reflexivos o fortalecer la toma de decisiones de tus estudiantes. Tenemos las herramientas, la experiencia y la pasión para ayudarte a lograrlo.

📩 Escríbenos a mielinaed@gmail.cl o visítanos en www.mielinaed.cl

¡Estás a un paso de transformar tu escuela con ciencia y corazón!

 

Bibliografía:

  • Thomas, M. S. C., Ansari, D., & Knowland, V. C. P. (2024). Annual Research Review: Educational neuroscience: progress and prospects. Journal of Child Psychology and Psychiatry.

  • Mareschal, D. (2016). Cognitive neuroscience and education: A critical review. British Journal of Educational Psychology.

  • Rojas Estapé, M. (2021). Encuentra tu persona vitamina. Editorial Espasa.

  • Marina, J. A. y Pellicer, C. (2015). La inteligencia que aprende. Ariel.

  • Lemov, D. (2021). Teach Like

    a Champion 3.0: 63 Techniques that Put Students on the Path to College. Jossey-Bass.

 

Si te gustó este artículo, puedes compartirlo con docentes y familias. Porque transformar la educación también es enseñar a parar y pensar.

 

 
 
 

Comentarios


  • Linkedin
  • Facebook
  • Instagram

© 2024. MielinaED. Todos los derechos reservados.

bottom of page